martes, 27 de abril de 2010

El “CONTROL” y...la madre del borrego...

Mirta Ventura (*)
Julio 2009
Publicada en http://www.agcba.gov.ar/web/revista.php?numero=5


Experiencia y Conocimiento

Durante 27 años he trabajado en el cálculo y desarrollo de técnicas de cálculo para describir el comportamiento termohidráulico de los reactores nucleares. El objetivo es el control de la seguridad de las instalaciones nucleares en funcionamiento de la Argentina en plantas en operación, o el licenciamiento y puesta en marcha en las instalaciones en construcción o el licenciamiento de aquellas a construirse. Esta actividad la he desarrollado en la ARN (1), organismo que tiene a su cargo estas tareas, además de dictar las normas regulatorias en el tema. Este organismo, de incumbencia nacional tiene equivalentes en cada país del mundo en donde se utilice la energía nuclear (no solamente en la generación de energía eléctrica sino en aplicaciones médicas y otros usos en la industria).
En la elaboración y dictado de las normas, los especialistas toman en cuenta, el estado del arte en el tema que se trate, estudian en profundidad las estadísticas -realizadas con muchos datos de la realidad- y los efectos que los sucesos estudiados provocan, tanto en la salud como en la seguridad. Todos los países involucrados contribuyen a estas estadísticas. También se organizan ejercicios internacionales, en donde se simulan posibles incidentes y accidentes. Estas simulaciones se hacen experimentalmente cuando es posible, o también con simulación numérica, con modelos desarrollados para computadoras. Con estos resultados se elaboran las normas (Argentina participa, contribuye y es autora de varias de las normas internacionalmente adoptadas) y con los años, con más experiencia, éstas evolucionan. En el caso de la Seguridad Nuclear y la Protección Radiológica, además de controlar que se cumplan estas normas, existe un control internacional que realizan unos países a otros para asegurar el buen uso de las mismas. Los que realizan tareas de operación, son instruidos especialmente y controlados por inspectores que a su vez son preparados y controlados con exámenes periódicos. En este sentido, creo que las tareas de control están bien diseñadas y funcionan adecuadamente (salvo, por supuesto, en casos espurios de negligencia o corrupción que constituyen delito).

Podríamos resumir diciendo que en un tema sensible como lo es la seguridad nuclear, las tareas de control incluyen el dictado de normas que lo regulan y tanto el dictado como la aplicación de estas normas, se realizan con gran transparencia y participación de quienes deben velar por el interés público: los estados de los países involucrados.

Es de conocimiento general que otros temas que intervienen en el funcionamiento de un país, también tienen regulado su control a través de normas que se dictan al respecto, como por ejemplo, para salud, transporte, importación y exportación de productos, uso de electricidad, gas, agua, control de pago de impuestos, de tránsito, tráfico, aduanas. Para cada actividad que hace al funcionamiento ordenado de un país, provincia, ciudad, pueblo o establecimiento, hay normas establecidas y para que éstas sean cumplidas hay órganos y medios de control que se ocupan para que así sea.

Comportamiento e ideología

Así como están regulados y establecidos formalmente los controles en cada país, existe también, la violación a estos controles o el no cumplimiento parcial o total de ellos, de formas variadas, para cada país, para cada sector de la sociedad, y hasta también, para cada individuo y las correspondientes penalidades establecidas para estas transgresiones. Independientemente de la buena constitución y funcionamiento de estos organismos y reglamentaciones existe algo, no declarado explícitamente, en la supervivencia diaria de la sociedad, que es la puja de sectores para que los controles sean estrictos en lo que les beneficie y pretenden mirada laxa en aquello que no favorece a su deseo insaciable de beneficios o ganancia irrestricta. El tema ya no es una cuestión formal de normas beneficiosas para el funcionamiento civilizado de la sociedad sino un tema político e ideológico: ¿Debe o no el Estado controlar los precios de los productos necesarios para la alimentación básica de los ciudadanos? Productores, comerciantes y demás participantes de la cadena de comercialización dirán que no, anteponiendo sus intereses lucrativos al interés general. Estos mismos individuos querrán que haya estrictos controles para que nadie pueda interrumpir el tránsito por una demanda social y que no controlen cuando ellos lo interrumpen por considerar que alguna medida tomada por las autoridades, perjudica o simplemente cambia alguno de sus favores. Algunos tendrán distintos criterios acerca del control por tener otros intereses o por pertenecer a diferente estrato social o grupo de pertenencia. Todos actuarán como si tuvieran saber o dibujarán argumentos para demostrar sus razones, más allá de las normas. Reclaman, según la oportunidad, la intervención o no del Estado. Prevalece la ideología del reclamante.

Mas, el Estado es el que debe administrar y ejercer los controles que haya establecido como necesarios y no aceptar presiones para que éstos sean relajados. Los grupos de poder, actúan para imponerse y el gobierno, no siempre tiene todo el poder para impedirlo. Los sistemas de control diseñados por un gobierno, constituido por sus tres poderes son genuinos y nadie que no lo sea tiene la misma legitimidad. Dicho esto, no se puede dejar de observar que, sin embargo, el reclamo de los sectores más vulnerables y excluidos, tiene un derecho vital de supervivencia anterior, que debe ser atendido por las autoridades prioritariamente. Los sectores pudientes y privilegiados de la sociedad, también tienen derecho al reclamo, pero no siempre resulta digno ver violar las reglas y controles cuando uno de sus beneficios es disminuido o simplemente tocado. Ambos grupos, ejercen un control al funcionamiento de las instituciones y reclaman consecuentemente. Esto, que a priori es un crecimiento de la marcha de la sociedad en la construcción de la democracia, debiera ser administrado por el Estado a través de las decisiones del gobierno con la mayor objetividad. Aunque decididamente dependerá del poder real que tenga y de la fuerza de los peticionantes, lo deberá hacer según el rumbo que se haya fijado (democráticamente aprobado ya que ha sido elegido), es decir, según la ideología que sustente, que como siempre, es la madre del borrego.




(1) ARN: Autoridad Regulatoria Nuclear La ARN tiene como objetivo establecer, desarrollar y aplicar un régimen regulatorio para todas las actividades nucleares que se realicen en la República Argentina.

(*) Licenciada en Física (UBA), 1974
Instituto Nacional de Tecnología Industrial INTI, (1974-1981)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas CONICET, (1981-1988)
Comisión Nacional de Energía Atómica CNEA, (1984- 1995)
Autoridad Regulatoria Nuclear ARN, (1995-2009)

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