viernes, 14 de mayo de 2010

Himno Nacional Argentino

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El Día del Himno Nacional Argentino, se celebra el 11 de mayo. Su letra, por disposición de Julio A. Roca, se redujo a solamente 12 de los 64 versos del original, escrito por Vicente López y Planes. La música, por ley de 1929, fue modificada respecto a la que compuso Blas Parera.
Como el Triunvirato aprobó el 11 de mayo de 1813 la "Marcha Patriótica", se conmemora en esa fecha el Día del Himno Nacional.
Roca decretó que a partir del 30 de marzo de 1900, solamente se cantaría la primera y la última cuarteta, más cuatro versos del coro de la "Marcha Patriótica", que después de varios cambios, constituyó el himno. El recorte se debió a que en 1813 se estaba en pleno proceso revolucionario para lograr la Independencia, pero, hacia 1900 el 45 por ciento de los habitantes del país eran inmigrantes, la mayoría españoles. No se deseaba herir suseptibilidades, cantando los versos que se señalan en negrita“coronada su sien de laureles, y a sus plantas rendido un león”, “en los fieros tiranos la envidia escupió su pestífera hiel" , "¿no los veis devorando cual fieras todo pueblo que logran rendir?", "brazos robustos desgarran al ibérico altivo león", “se conmueven del inca las tumbas, y en sus huesos revive el ardor". Esta letra tan contundente, fue escrita, por un argentino, López y Planes, quien participó activamente en la Revolución de Mayo, la Asamblea y la presidencia provisional. La música fue obra de un español, el catalán Blas Parera, quien, ni bien la compuso, en 1813, se volvió a su tierra porque temía se lo considere traidor a su Patria, al conocerse la letra.

En lo que sigue, se transcribe la letra original de la Marcha Patriótica, tal se llamaba en el momento de su escritura. En letra "negrita", se señalan los versos eliminados en la versión de 1900. Sin lugar a dudas, los versos que más nos refieren a, y comprometen con, los movimientos emancipatorios, fueron eliminados.

Marcha patriótica (1813)

Oíd, mortales, el grito sagrado:
Libertad, Libertad, Libertad.
Oíd el ruido de rotas cadenas,
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación,
coronada su sien de laureles,
y a sus plantas rendido un león.


Estribillo:

Sean eternos los laureles,
que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos...
¡o juremos con gloria morir!

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
la grandeza se anida en sus pechos:
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas,
y en sus huesos revive el ardor,
lo que va renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.


Estribillo

Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor:
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel;
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.


Estribillo

¿No los véis sobre México y Quito
arrojarse con saña tenaz
y cuál lloran, bañados en sangre,
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los véis sobre el triste Caracas
luto, llantos y muerte esparcir?
¿No los véis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?


Estribillo

A vosotros se atreve, ¡Argentinos!,
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos, que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.


Estribillo

El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.


Estribillo

San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental.
Son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.


Estribillo

La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio.
Sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la libertad,
y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.


Estribillo

Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñado
les repite: "¡Mortales, oíd!:

ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud".
Y los libres del mundo responden:
"Al gran pueblo argentino, ¡salud!

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