domingo, 3 de mayo de 2015

Batalla Cultural


                                                 Es un digno desafío

                                                                                       Mirta Ventura
                                                                                         Mayo 2015


Poder Político

Es difícil tener conciencia del cambio de concepto acerca del “poder político” que se está dando en los últimos años en Argentina y también en varios países sudamericanos, cuando se es testigo temporal, como lo somos en la actualidad. Este cambio, es resistido aún por muchos que son beneficiados, pero no lo aceptan ideológicamente.

Para los años 90, el poder político se necesitaba para imponer medidas que alejaran la posibilidad de que las clases bajas cambiaran de estatus, para lo cual se gobernaba excluyéndolas de todo aquello que les diera condiciones de crecimiento intelectual, de propuestas educacionales, de condiciones económicas con ampliación de puestos de trabajo y culturales, para que no conozcan sus derechos y evitar que los reclamen. El poder político, si bien cumplía formalmente con los procederes democráticos porque los ciudadanos, todos, votaban, los distanciaba de los caminos que los beneficiara. Había sólo un sector privilegiado para el que se gobernaba.

El nuevo poder político, por el contrario, se ocupa de esclarecer los derechos cercenados a grandes mayorías excluidas. Este reconocimiento no está separado de la movilización social necesaria para lograr la transformación que se propone.

La propuesta es bien diferenciada, en este momento la política es el medio que se usa para llevar adelante el cambio de vida para las mayorías con inclusión y obtención de derechos que se les tenían ocultos. Lo colectivo tiene prioridad respecto de lo individual. Se resisten, precisamente, los que han obtenido prebendas individuales a costa de los tan largamente ignorados. Son los beneficiados colaterales por ese poder político usado para imponer las políticas neoliberales.

América del Sur

En este sector del mundo, la América del Sur, el cambio es notable. Se recobró la mística militante con conducción definida. Los principios no se abandonan y se trabaja para el bien común. Continuamente se fueron agregando, en todos estos años, medidas y leyes que favorecen la igualdad y también la soberanía. Argentina ha confirmado constantemente que no acepta injerencias extranjeras en sus decisiones políticas y económicas. La integración regional con estas mismas convicciones, da más firmeza a la continua lucha que se lleva para evitar los ataques intervencionistas, frecuentes, que los países de la región soportan.

Confrontación

El neoliberalismo se disfraza de no confrontativo ocultando su carácter dominante que impone sus preceptos como si hubieran sido consensuados. Cuando el poder está en manos de un gobierno transformador se lo acusa, ante cada medida coherente con su voluntad emancipadora, de hegemónico y de confrontativo.

Para quienes, como único camino de lucha hacia la igualdad y soberanía, tenían la revolución, es de difícil comprensión este proceso que llevan a cabo los gobiernos sudamericanos afirmados en lograr la inclusión e igualdad de sus habitantes peleando políticamente cada medida que en ese sentido toman.

Es cierto que la apelación a las clases burguesas y oligárquicas a ceder algo, como muchas veces se propone, suena utópica y no tiene mucha fuerza. Parecería que si se los convenciera, no sería necesaria la ardua lucha que se lleva para avanzar en los adelantos hacia la inclusión, como sucede. Esta fue siempre una polémica no saldada entre el peronismo y la izquierda. La izquierda siempre supo que nadie iba a ceder ningún privilegio voluntariamente y que el enemigo fundamental era el explotador. El nacionalismo popular coincide, pero antepone a esa necesaria confrontación, la lucha contra la dependencia con los países dominantes. La lucha por la igualdad en Europa, era claramente una lucha entre clases sociales. En la América del Sur, para lograr esa equidad es necesario afrontar, prioritariamente, la lucha emancipadora, de la que deberían participar clases medias y altas también, cosa muy difícil porque a muchos representantes de esas clases les satisface económicamente y socialmente sentirse del primer mundo. Muchos países de la región están abocados a impedir que se los siga hostigando desde los países dominantes y para esta pelea saben que deben unirse. Lo hacen con la UNASUR, con la CELAC y con la solidaria y rápida participación de todos los países cuando alguna acción invasora, física o política, se comete contra alguno de los países miembro. Esta fortaleza consolidada, es muy atacada por los dominantes de afuera y por los serviles de adentro.

El gobierno argentino se esfuerza por enviar leyes al Congreso y medidas que van en el rumbo de la no dependencia y de la igualdad de derechos. Todos estos movimientos en el mismo sentido en varios países y los resultados objetivos alcanzados, llevan a conquistas sociales que se van obteniendo a medida que se lucha por la democracia y en contra de las políticas neoliberales. Parte de la izquierda que se compromete, está involucrada en este proceso nacional y popular que obtiene conquistas revolucionarias. La lucha política para hacer estos cambios trae consigo altos costos que no muchos están capacitados para soportar. Es importante que se asuma que no es confrontación por que sí, es la necesaria para seguir profundizando lo conseguido.

En este período gubernamental se ha defendido a la Argentina de duros ataques recibidos desde los fondos buitre de los Estados Unidos y de la intervención de este país contra nuestra política económica. También se actúa en relación a Malvinas contra el colonialismo inglés. Simultáneamente se han implementado medidas a favor de la inclusión y expansión de derechos a pesar de la gran crisis económica mundial. Todas estas acciones no son posibles sin estar dispuesto a pagar costos políticos. En la medida que más actores trabajen para la transformación, los choques irán mermando. La oposición política y la de los medios, nunca se solidariza con la defensa de la soberanía que ejerce el gobierno. Están a favor de las imposiciones que nos quieren cargar. No solamente actúan para que el próximo gobierno sea de otro signo, sino que trabajan para que éste se vaya antes de tiempo o absolutamente desgastado. Invocando la no confrontación y a favor de la democracia, confrontan con saña y no respetan las decisiones democráticas que surgen del parlamento.

Batalla Cultural

En este año de elecciones, se verá si este proyecto continúa profundizando o, si por el contrario, volvemos al ajuste, devaluaciones, etc. El dilema, si fuera nada más que económico, estaría resuelto. Como hay muchos más puestos de trabajo, los empresarios obtuvieron más ganancias que nunca, los jubilados están mucho mejor, hay aportes económicos para que más jóvenes y niños se incorporen al estudio, la opción sería claramente la primera: seguir profundizando. Pero la cuestión es ideológica. Les interesa pertenecer a una clase privilegiada que no admite a los derechos de los más humildes como genuinos.


Se hizo mucho, pero la batalla cultural está muy atrasada. Es un tema pendiente que hay que tomar, profundizar y concientizar. No es fácil, pero se hicieron muchas cosas que no se pensaban posibles de hacer, democráticamente, como se hicieron. Es un digno desafío. 

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