sábado, 27 de octubre de 2012

La Sociedad Argentina


La profundización de la lucha es la ampliación de la democracia por la
que se pelea día a día.


                                                                                                     Mirta Ventura
                                                                                                     Octubre 2012

Socialismo

Es un tema reiterativo en nuestra sociedad, en realidad no en nuestra sociedad, sino en los que tratamos de un modo u otro, de describir y comprender el comportamiento de nuestra sociedad, la interpretación de las acciones que provienen de los espacios denominados progresismo, populismo, justicialismo, peronismo, izquierda, kirchnerismo, socialismo.

La palabra que podría circunscribir a todos, porque hacia allí se pretende llegar es “Socialismo”, que implica basarse en el esfuerzo de todos para beneficio de todos, y no en el sacrificio de los pueblos para el favor de elegidos.

Las posiciones erráticas de los llamados Socialismos en el mundo y específicamente en la Argentina, vació de contenido esta palabra. La llamada Revolución Libertadora de 1955 fue convalidada por grandes figuras del partido Socialista: Nicolás Repetto, Alicia Moreau de Justo, Ramón Muñiz, Américo Ghioldi, Julio Noble etc. El periódico “la Vanguardia”, fundado por Juan B. Justo se convirtió desde 1896 en el órgano oficial del Partido Socialista Argentino. Tuvo el mérito de tener también como fundadores a obreros e inmigrantes españoles como, Esteban Jiménez y Augusto Khun. El órgano periodístico se pronunciaba a favor de los intereses de los trabajadores, pero apoyó sucesivamente a los golpes militares de 1930, 1955 y 1976.

En Europa también se ha visto como, en nombre de gobiernos socialistas, se han aplicado medidas de ajuste que solamente han reforzado al liberalismo.

El nombre socialismo así desprovisto, marcó la derivación hacia otras denominaciones. En el caso del Peronismo, cuando se quiso poner un nombre abarcativo, que no fuera personalista, y dado que lo que pregonaba era la justicia social, para no usar la palabra socialismo se usó Justicialismo. Los movimientos populares en América Latina, evitan por el mismo motivo, premeditadamente, la palabra "socialista".

La lucha

Aprendimos también, que para lograr esas premisas igualitarias de justicia social hay que luchar. Hemos visto en el mundo luchas cruentas para cambiar el sistema de explotación que aún persiste. En Argentina, desde el año 1973, y en muchos países latinoamericanos, la lucha fue tomando distintas formas. En la actualidad Latinoamérica está realizando transformaciones sociales y emancipadoras de forma democrática. La profundización de esa lucha es la ampliación de la democracia por la que se pelea día a día.

Una manera habitual en los años 60 y 70 de terminar con los intentos socializantes fueron los Golpes de Estado Militares. Las armas estuvieron siempre conjugadas con grandes poderes económicos. En nuestro país estos golpes trajeron aparejado crisis económica, muerte y desaparición de miles de ciudadanos. El golpe militar de 1976, es uno de los más cruentos que haya vivido la humanidad. A 30 años de culminar, recién ahora se está condenando a los responsables de las miles de matanzas, de la desaparición de 30000 vidas y de la apropiación de hijos de las personas desaparecidas.

El impacto de estas dictaduras militares brutales en Latinoamérica y su fracaso como conductores de los países afectados, hace que esta estrategia para abortar procesos progresistas, haya quedado momentáneamente desautorizada. No quiere decir que los países en transformación, pueden quedarse tranquilos. Los poderes, y sobre todo los económicos, no cesan en su decisión de no permitir que sus cuantiosos privilegios se vean disminuidos. Los gobiernos democráticamente elegidos no tienen todo el poder, están siempre acechados. En 2008, con el llamado conflicto del “campo”, vivimos el clima destituyente que intentaron imbuir en nuestro país. Esto fue claramente una alarma.

Distintos episodios, muestran la evidencia de que a los que no les conviene respetar la democracia, no tienen tapujos y pueden llegar a declamar, sin pudor, que la presidenta deje de serlo, además de expresar los peores deseos, poniendo un tono de naturalidad a esto de pasar por encima de los gobiernos elegidos, pero ahora sin armas.

No es un dato menor que el presidente democráticamente elegido del Paraguay, Fernando Lugo, haya sido destituido después de un simulacro de juicio político de menos de 48 horas. Las oligarquías y poderes económicos, no necesitan contar con las armas para interrumpir los procesos democráticos que profundizan en la igualdad social en la actualidad. Usan para crear clima de descontento todo tipo de argucia: Injuria, afrenta, acusaciones de arbitrariedad, descrédito y muestran, sin decoro, aborrecimiento a las clases bajas y macartismo. Eso sí, no llaman a la violencia. La violencia está encaramada en ellos mismos.

La oposición al gobierno constitucional

Esta democracia no les sirve porque nadie puede negar que las transformaciones que en los últimos años se han producido en el camino de la igualdad, en la distribución de la riqueza, en la recuperación del estado soberano, son profundas y esto es lo que no soportan.

En el episodio de insubordinación de los gendarmes y prefectos, hablaban de respetar la democracia, cometiendo un acto antidemocrático. Aprovechando cada incidente, los medios dominantes, como lo hacen todo el tiempo, toman el protagonismo cedido por la oposición política, cada vez con menos ideas, que se suman sin fundamentos a la caterva irracional, solamente por oponerse. El antagonismo con el gobierno no se realiza en ideas diferentes con propuestas distintas para ser una alternativa posible. Además de por derecha, que pretenden recobrar su lugar de inmunidad, por izquierda, se dedican a la destrucción, terminado por ser funcionales a los intereses patronales.

No es admisible que Pablo Micheli de la CTA disidente, en su discurso en la Plaza de Mayo del 10 de octubre, haya respaldado la protesta de los caceroleros de Barrio Norte, y la rebelión antidemocrática de los prefectos y gendarmes. No estuvo solo, también contó con los bravos compañeros del Sindicato de Camioneros y otros gremios de la CGT de Moyano, con la Federación Agraria y con organizaciones sociales de izquierda. Pero así ocurrió. Así como dijimos que, inexplicablemente, los socialistas apoyaron los golpes de 1930, 1955 y 1976, vemos a izquierdistas, que por oponerse, y no para construir con ideas más avanzadas, le hacen el juego a la derecha. Son invitados a los programas de televisión conducidos por periodistas golpistas que hablan por boca de los poderes económicos que representan. Duele también que Hugo Moyano, que ha sabido oponerse al neoliberalismo menemista y ha tenido papel fundamental en 2008 en defensa del proceso democrático constitucional, cuando la “Gerra Gaucha”, se floree con Macri, que es el fiel representante de la derecha neoliberal empresaria. ¿Qué les pasa muchachos? La crítica con aportes de mejora al gobierno antiliberal e igualitario, sirve. La destrucción y el acoplamiento con la derecha, es traición. ¿O es que siempre mintieron?

¿Quién es quién?

Cuando se dice que todas estas expresiones son destituyentes, acusan de exagerar, aducen que son solamente diferencias. Sin embargo esas manifestaciones sin conducción política, van en contra de los procesos democráticos, en contra de la política, e intentan provocar ingobernabilidad.

El kirchnerismo suma a las bases progresistas peronistas, componentes del campo intelectual, artístico, parte de procedencia marxista, humanista y establece el debate cultural, político, intelectual. Se suman sectores populares beneficiados por las políticas activas del kirchnerismo y grupos de clase media politizados que aprecian su característica progresista. Se restituyen los políticos que hacen política y se recobra y encausa la comprensión de lo nacional. En los distintos estamentos del gobierno se ven personas comprometidas con el proyecto. No son individualistas ni personalistas y con convicción, siguen sumando actos trascendentes. En los últimos meses se logró la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, se puso límite a la tierra extranjerizada, se promulgaron las leyes del matrimonio igualitario, la del Código Civil y Penal, la del Peón Rural, se recuperó para el Estado parte de YPF. Es un proyecto político consolidado y en progreso.

Argentina juega hoy un papel preponderante en la integración Latinoamericana y demás países del Sur. Se manifiesta en cada foro internacional por un verdadero multilateralismo y una mayor igualdad, como única forma para que el mundo sea más justo y más seguro. Argentina ha roto la dependencia con el FMI y está firme en su lugar en el mundo.

El actual gobierno expone claramente lo que es. Se puede apoyar todo, algo, o nada de lo hecho y de lo que se proyecta hacer, porque se sabe qué es. La oposición no son grandes mayorías pronunciadas en algún proyecto alternativo. Son distintas sociedades de la comunicación cuya problemática es el detrimento de sus intereses corporativos, absolutamente alejados de las necesidades de la sociedad. La oposición progresista no está cumpliendo su función al acoplarse a estos monopolios, lastimando sus principios y enunciados.

Desde el 2003 el gobierno de Néstor Kirchner, se declaró en contra de los monopolios y las corporaciones y obligó a que éstos mostraran lo que realmente son. Sacaron las garras que escondieron por mucho tiempo. La política se colocó en donde debe. En este campo, el de la política, los conflictos se exponen con claridad, y la palabra tiene valor, porque es su instrumento. Está funcionando un proyecto de transformación atado a la equidad y conquista de derechos, amparados en un formato democrático, nacional y popular.

Las corporaciones lo sienten. No se resignan a creer que llegó el tiempo en que las instituciones funcionan y hacen cumplir la ley. El 7 de diciembre, cuando vence el plazo para que los Medios Monopólicos cumplan con la ley de Medios Audiovisuales, aprobada por el Congreso Argentino, se verá cómo se posicionará cada uno. De la derecha, no esperamos que acompañe, porque sus intereses se ven perjudicados. A la oposición progresista le toca ponerse del lado de los que se enfrentan al poder mediático, a las corporaciones, a las ideas extranjerizantes, que nos golpean desde siempre.

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