Mirta Ventura
Diciembre 2014
Oposición
antiperonista y peronista
Generalmente, cuando hablamos de oposición al
gobierno kirchnerista, lo hacemos respecto a la derecha declarada (PRO), al
autodenominado progresismo, no kirchnerista (Socialismo, Gen, algunos miembros
de la UCR, Proyecto Sur, Libres del Sur) y a la izquierda (FIT). Pero hay otra
oposición bien activa que es la oposición peronista (Peronismo Federal, De la
Zota, Dhualde, Rodríguez Saa, Moyano... y muchos más). Esto lleva nuevamente,
como cada paso histórico en nuestro país, a la vivencia que se tiene bajo la
denominación “peronismo”.
Es decir,
que a este proceso que lleva el Kirchnerismo, al que se le oponen por un lado
por gorilismo, por oposición visceral al peronismo, tiene también un gran opositor
que es peronista.
Nombre
No se cumplen los versos de Borges, aquí “el
nombre no es arquetipo de la cosa”
El tema de las denominaciones que van tomando
los partidos y movimientos políticos al transcurrir de su vigencia en el
escenario histórico político, no es trivial. La denominación “peronismo”,
trasciende para muchos como gran movimiento nacional, pero sin embargo, no
quedó fijado, como muchos pretenderían, como la izquierda nacional. Bajo el
nombre de “peronismo”, se cobija movimiento obrero, movimiento nacional,
progresismo, pero también, conservadurismo, capitalismo, liberalismo. El
proceso que se desarrolla bajo la denominación “kirchnerismo”, si bien se
reconoce peronista no cobija al conservadurismo ni al liberalismo, los combate
explícitamente. Es muy necesario darle forma al movimiento, y organizarlo. La
formación de cuadros es vital. No puede ocurrir, que bajo el nombre
kirchnerismo, cuando Cristina Kirchner no esté en el poder, pueda pasar lo que
ocurre con el peronismo, que responda desde los conceptos de la izquierda nacional hasta al más rancio neoliberalismo.
Es tarea para los años que vienen esclarecer
esas posiciones ambiguas que van desde peronistas conservadores neoliberales a
izquierdistas gorilas. Es promisorio que se aglutinen en el Frente para la Victoria, distintas vertientes
kirchneristas, interesadas en constituir el estado participativo e igualitario,
defensor de los trabajadores y capaz de enfrentarse con grandes monopolios y
poderes locales y extranjeros, cuando
éstos pretenden dictar la política que debe llevar el gobierno argentino.
El Frente para la Victoria (FpV) se fundó en
2003. Fue la alianza electoral que sostuvo la candidatura a presidente de
Néstor Kirchner en ese año y luego la candidatura de Cristina Fernández en
2007. En ambos casos resultó triunfador.
Lo mismo ocurrió en 2011, en que fue nuevamente elegida Cristina. Se identifica
este frente con lo que comúnmente se llama kirchnerismo. Es un Frente
progresista de centro izquierda, según se definen sus integrantes y también a
juzgar de su comportamiento político no ambiguo, desde 2003 hasta la fecha.
Forman parte del FpV globalmente, aunque
varía según las distintas Provincias, el Partido Justicialista, el Partido de
la Victoria, Nueva Dirigencia, Partido Humanista, Frente Grande, Partido
Comunista, Partido Comunista Congreso Extraordinario, Proyecto Popular, Partido
Intransigente, Convergencia K, Radicales K y algunos otros.
El frente partidario Unidos y Organizados se
formó como un soporte a la presidencia de Cristina en 2012. Fue convocado por
ella en un acto conmemorativo del Día Internacional de los Trabajadores. Aquí
también confluyen distintos partidos y agrupaciones de tendencia progresista,
peronista y socialista, que apoyan al proyecto gobernante. Entre los
principales componentes están La Cámpora, Nuevo Encuentro, el Movimiento Evita,
Juventud Peronista, Frente Transversal, Kolina, M.I.L.E.S, Partido Comunista
Congreso Extraordinario, la Martín Fierro, el Partido Humanista, Peronismo
Militante.
El
peronismo, lo uno y lo otro
Hasta el momento, lo más avanzado en
movimiento de masas, nacional y popular, con mayor conciencia, vino desde el
peronismo, pero así como se lo tuvo se lo perdió. Es decir que para no perder
lo ganado hay que trabajar y fortalecerse mucho. Tuvimos el 45, pero también el
55. Tuvimos el 73 con Cámpora (peronismo), pero asimismo tuvimos el 74 Con
López Rega (peronismo siempre).
Del interior del peronismo, salió Montoneros,
que merece un estudio profundo aún no saldado. En un principio el propósito fue
digno y así lo fueron gran cantidad de militantes que entendieron necesario
afrontar la lucha armada para combatir las sucesivas dictaduras militares que
tomaron el poder por la fuerza. La resistencia peronista es un baluarte de las
luchas nacionales pero nunca se superó la dicotomía que se sucintó en 1974,
cuando por un lado, ya en gobierno democrático peronista, los Montoneros no
dejaron las armas, con lo que fueron catalogados por algunos peronistas como
traidores, y por otro, la anomalía que significó que se formara la Triple A
manejada por ese mismo gobierno democrático peronista, y amenazara, persiguiera
y hasta matara compañeros peronistas y no peronistas. Estas contradicciones no
saldadas siguen pujando en nuestra historia actual. Muchos compañeros se
exiliaron siendo críticos de ese gobierno peronista y peor aún, apoyado por el
mismo Perón que a esa altura consideraba traidores a los compañeros que habían
trabajado duramente en la resistencia para lograr su ansiado retorno. Muchos
compañeros no apoyaron en nada al gobierno peronista que siguió al de Cámpora,
pero no coincidieron con la postura de Montoneros de seguir con los actos
terroristas cuando se reinstaló la democracia. Muchos optaron por el exilio ya,
en esos años, antes del golpe militar de 1976.
El sentimiento y convencimiento de no poder
continuar con la metodología diseñada para los años de dictaduras, aún no
coincidiendo en absoluto con el accionar de ese gobierno peronista, hizo que
con criterio no pudieran persistir con la postura militante que llevaba a la muerte de miles de
compañeros. Muchos militantes fueron detenidos, torturados y muchos fueron
muertos. Se vivieron épocas de dolor acuciante, muertes, torturas, prisión,
exilio, son todas experiencias muy indelebles que se dieron durante un gobierno
peronista. De allí se llegó en 1976 al golpe militar que produjo la peor
dictadura vivida por nuestra patria.
El postulado del peronismo que se basó en la “conciliación
de clases”, trajo permanentemente contradicción en la clase media. Siempre con
el peronismo, la clase media fue beneficiada, pero su condición de “clase”,
precisamente, es la que hace que se oponga, a pesar de los beneficios obtenidos.
Así se desarrolla el “gorilismo”, que más se acentúa, cuando más beneficios
sociales para las clases bajas, pueden observarse. Por otro lado la izquierda
que pregona por la “lucha de clases”, aún cuando quede claro que los adelantos
en materia de derechos sociales conseguidos con el kirchnerismo, son muy
apreciables, como no están planteados como un “todo o nada”, también se oponen
y, curiosamente, para hacerlo se colocan junto a lo más conservador de la
sociedad argentina.
Kirchnerismo
La lucha contra los grandes poderes, este
gobierno la viene llevando desde 2003 y de allí que se le han unido sectores
progresistas no peronistas. Esa construcción transversal, junto a la formación
de jóvenes militantes en todos los planos, son la base fundamental para que
este proyecto crezca y más se afiance desde 2015.
Con el kirchnerismo volvió la política, la
política que se enfrenta al poder económico. Los intereses fueron puestos más
en el ciudadano que sobre las empresas. En el neoliberalismo, la política fue
devaluada para cumplir el cometido de hacer del Estado una Empresa con
intereses de Empresa Privada. En ese marco se fortaleció una construcción popular con fuerte cultura
militante que es su característica más apreciable. A los anhelos de igualdad y
justicia para todos se los trató en los 90, como utopías que no tenían asidero.
Desde el primer momento en que Kirchner
asumió la presidencia expresó sus deseos a cumplir durante su mandato y
realmente lo concretó: Juicio a los genocidas, renegociación de la deuda
externa, estatización de empresas privatizadas, aumento de las jubilaciones… Rechazó
explícitamente las condiciones que le vinieron a imponer para que durara “algo”
en el poder de la mano de Claudio Escribano, descolgó los cuadros de los genocidas
en el Colegio Militar, abrió la ESMA para recuperar el espacio tomado por la
muerte a manos de la vida, anuló las leyes del perdón a los genocidas… Fue un
empuje inicial que sigue andando sin detenerse en la actualidad y con proyectos
variados hacia bien adelante.
El 13 de diciembre
en la conmemoración de los 31 años de democracia en la Plaza, con lluvia
torrencial en contra, se volvió a confirmar que la capacidad de movilización no
es solamente una actividad física que los Unidos y Organizados poseen, es
mística militante, es formación política, es conciencia de protagonismo que da
por tierra con la idea que quieren infundir de “fin de ciclo”. Esta militancia
no termina. Lo tiene asimilado por convicción
y formación política, virtudes que no muchos
grupos pueden mostrar.
Por otro lado, la dirigencia tampoco se detiene en este fin de año en que
muchos ya vacacionan. Cristina realizó un cambio de gabinete significativo en
el área de Inteligencia con el fin de parar una interna en este servicio. Oscar
Parrilli, compañero con probados valores en este proyecto, fue nombrado
secretario de Inteligencia y Carlos Mena su segundo. Nunca se hace la plancha.
Lo que viene
En unos meses
tendremos elecciones Provinciales y Nacionales y es trascendente confirmar los
logros alcanzados y apostar por el progreso de estas conquistas. El modelo
presentado por la oposición no es un modelo de construcción diferente a la del
gobierno actual. Es una clara aspiración a desandar lo hecho con el propósito
de volver a los privilegios de pocos que no han podido ni querido aceptar que
todos necesitan de la ocupación del Estado y que la ampliación de derechos debe
continuar avanzando. No se puede pensar en que no siga creciendo la producción
nacional, la sustitución de importaciones, los puestos de trabajo. El
desendeudamiento tiene que seguir los pasos previstos, los Derechos Humanos
deben continuar siendo prioridad excluyente. El desempeño de Argentina en la
integración regional debe continuarse sin dudarlo, o sea que resulta muy
importante apuntar a que este proyecto no pare. El trabajo en negro y sin
protección social debe terminar. La reforma de las fuerzas de seguridad debe
incluirse como meta fundamental para el próximo período.
En 2012, escribimos
“Más que un destello” (1), (2), como una expresión de deseo que el
kirchnerismo, que aparecía como algo transformador allí por 2009, no lo fuera solamente
en sus primeras luces. Afortunadamente siguió batallando y brillando aún hasta
ahora, en que ha pasado tanta agua bajo el puente.
A fines del año pasado
escribimos “La Palabra y la Mística”, como característica notable de este
proceso (3), (4). Hoy se mantiene la “Palabra”, no es casual que desde este
espacio se acuñe “Tenemos Patria”, “La Patria es el Otro”, son simbolismos que
transparentan a dónde se dirige el proyecto. Y la mística militante crece, se
consolida y produce.
Así las cosas, es necesario tener mente
amplia sin mezquindad partidaria para recibir las actuaciones de este
gobierno (para todos muy significativas, en distintos sentidos, pero para nadie
indiferentes), sin encuadre prejuicioso, si se quiere actuar a favor de la
consolidación igualitaria, inclusiva y soberana del país, Argentina.
(1)
Más que un destello. Mirta Ventura. Rebelión-Argentina.
25-10-2011.
(2)
Más que un destello. El renacer de la política. Mirta Ventura.
Editorial Dunken. Buenos Aires 2011.
(3)
La Palabra y la Mística. Rebelion-Argentina. 25-11-2013.
(4)
La Palabra y la Mística. Motor necesario del Proyecto Nacional y
Popular. Mirta Ventura. Editorial Dunken. Buenos Aires 2014.