Energía
Nuclear, Política y Desarrollo
Mirta
Ventura
Septiembre 2014
Resulta atrayente ir conociendo
los avances tecnológicos que está haciendo Argentina en los últimos años. No
están desvinculados de los cambios políticos que se sucedieron, entre los que
se destaca la política de industrialización nacional con la consecuente
necesidad de ir sustituyendo los insumos importados. La matriz energética para
este proyecto industrialista debe incrementarse para ir disminuyendo la
importación de energía. Varios son los planes en avance que, de funcionar
correctamente, servirían para que la mayor parte de insumos sea nacional, que
la mayoría de la energía necesaria sea generada en el país con recursos
naturales propios y sin usar en demasía divisas extranjeras.
Energía Nuclear. Atucha II
Atucha II es una Central Nucleoeléctrica con
capacidad de generar potencia de 745 MW eléctricos. Al igual que Atucha I
funciona a base de uranio natural y agua pesada. Está instalada a la vera
derecha del Río Paraná en Lima, localidad del partido de Zárate a 112 Km de la
Ciudad de Buenos Aires.
El Proyecto Atucha II, se inauguró en 1982, pero su
construcción fue interrumpida entre 1994 y 2006 (Gobiernos de Ménem y De La
Rúa, gobiernos peronista y radical y principio del gobierno kirchnerista). En
2003 la obra estaba paralizada. La Comisión de Energía atómica (CNEA) estaba
muy disminuida. Algunas empresas asociadas que tenían algo de la tecnología se
orientaron hacia otros proyectos. En 2006, bajo el gobierno del Dr. Néstor
Kirchner, se relanzó el Plan Nuclear Argentino. Al interrumpirse esta obra
fundamental para la generación de energía con recursos propios, cantidad de
técnicos y profesionales expertos quedaron sin trabajo en esta especialidad.
Además se terminó con el trabajo de proveedores, contratistas, soldadores,
montadores, todos con gran formación técnica especializada. Cuando en 2006 se
continuó con la obra se recuperaron técnicos y profesionales especializados mostrando la gran capacidad
nacional desde el diseño hasta la construcción de Centrales Nucleares.
En los 90, atendiendo a los países centrales como
Estados Unidos, se pensaba a Argentina como país adquisidor de tecnología y
nunca como productor. En varios períodos de nuestra historia, se trató de
cambiar la matriz agropecuaria sin valor agregado, que es la calidad asignada
por los poderes para países periféricos como consideran a la Argentina y como
quisieran que nos mantuviéramos todos los países latinoamericanos. En 1950 el
General Juan Domingo Perón crea la Comisión Nacional de Energía Atómica porque
considera fundamental la política nuclear, consciente de la necesidad de
utilizar medios no tradicionales de generación
de energía y encara el desarrollo de esta actividad. Se destaca la
capacidad argentina en esos años para la formación de recursos humanos de nivel
internacional y para la acumulación de material necesario. Los países poderosos
nunca estuvieron de acuerdo con ningún desarrollo industrial de los países
periféricos y mucho menos con desarrollos que impliquen conocimientos
científicos y tecnológicos de primer nivel. Por todos los medios posibles
intentaron frenar el desarrollo nuclear argentino. El valor estratégico y
económico de la tecnología nuclear y su exclusividad, es fundamental para estos
países centrales. En 1994, con el neoliberalismo en la Argentina, lograron
parar la construcción de la nueva central y solamente se trabajó en el
mantenimiento de las instalaciones en funcionamiento. Se intentó despilfarrar 40 años
de acopio de factor humano fuertemente especializado, que formó parte de
la riqueza más valiosa que puede generar un país. Los científicos y técnicos
argentinos involucrados fuertemente con el desarrollo nuclear autónomo, fueron
cuidadores celosos de la construcción ya comenzada y con todo el instrumental
que fueron acumulando, actitud especialmente resaltable y no comparable a ningún otro caso asimilable.
Cuando en 2006 se relanza el Plan Nuclear, pudo verse la importancia de este
proceder en el período de parálisis, ya que se logró recuperar el sector y hoy
Argentina vuelve a ocupar un papel preponderante en el concierto internacional
del desarrollo de la Energía Atómica.
Política
Tecnológica
Cabe destacar la significativa armonía que presenta
el sector nuclear entre tramitar la tecnología necesaria para cumplir con un
objetivo preciso que influirá en el desarrollo económico del país, y
desarrollar la ciencia pura, que otorga méritos para la carrera científica de
los autores. El país está en este momento fomentando la producción tanto de la
ciencia pura como la utilización con eficiencia de la tecnología y de los
adelantos científicos alcanzados. No es la única rama de la ciencia en que esto
ocurre. No se puede dejar temas tan importantes a movimientos azarosos. La
política tecnológica, así como da muestras de efectividad en lo nuclear debe
abarcar otros temas de desarrollo fundamentales. La autonomía nacional en las
decisiones referentes a energía e industrialización, se logra con el control de
todas las cuestiones técnicas.
La puesta en
marcha de Atucha II es un claro ejemplo de la eficiencia del camino elegido.
Este Proyecto fue consumado por la empresa estatal Nucleoléctrica Argentina
Sociedad Anónima (NA-SA) con la participación de profesionales y técnicos
argentinos en su totalidad, con la contribución ineludible de la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CNEA) y en parte por el sector privado nacional
calificado para la producción de insumos con alto valor de desarrollo. En la
Autoridad Regulatoria Nuclear argentina, que también posee un conjunto de
profesionales altamente calificados, se implementaron procedimientos que
cumplieran con la normativa internacional para obtener el licenciamiento de la
Central Nuclear.
El 3 de julio de este año, La Central Nuclear
Atucha II, alcanzó el 30% de su potencia, con la que se puede entregar
aproximadamente 220 MW de energía al Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Para que esto suceda, anteriormente (27-6-2014), fue sincronizado el generador
al SIN. El 21 de julio, el Reactor alcanzó el 50% de su potencia entregando al
SIN más de 330MW. Se propone llegar a los 745MW cuando la Central Nuclear
alcance el 100% de su potencia, con lo que podría abastecerse a 3 millones de
usuarios.
El Plan Nuclear fortalecido enfrenta nuevos
propósitos ya en marcha. La extensión de vida de Embalse, la construcción de
una cuarta Central Nuclear y la construcción del Reactor de Potencia CAREM,
100% nacional.
Oposición
política
Aún en temas estratégicos, como éste lo es, hay
opositores que, como lo hacen ante cualquier logro o progreso resultante de
políticas vigentes en el país, se oponen.
En la prensa opositora (Clarín), no se difundió como
noticia la puesta en marcha de la Central Atucha II, que con claridad es una
muy buena noticia, pero eligieron resaltar que la obra había gastado más que lo
previsto y que había sufrido retrasos, tal lo expresado por los ex Secretarios
de Energía desde la dictadura hasta los gobiernos democráticos de Alfonsín,
Menem, De la Rúa y Dhualde: Jorge Lapeña (1986 a 1988), luego presidente de la CNEA
(2000 a 2002), Roberto Echarte (1988 a 1989), Raúl Olocco (parte de 1989),
Julio César Araoz (1989 a 1990),
Daniel
Montamat (1999-2000), Emilio Apud (parte de 2001), Alieto Guadagni (parte de
2002) y Enrique Devoto (parte de 2003).
Manuel Bastos que actuó desde 1991 a 1996, no pertenece al grupo que
vertió esta opinión pero durante su gestión se paralizaron absolutamente las
obras en Atucha II y se propuso privatizar la actividad nuclear argentina.
Felizmente no consiguió comprador.
Actúa como vocero de este conjunto de cuestionadores
Daniel Montamat, que opera como testigo de una
multinacional (El Paso Energy) en un juicio contra Argentina que presentó el
CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones),
institución del Banco Mundial con sede en Washington, que
debe decidir si corresponde indemnizar a compañías extranjeras por la
pesificación y el congelamiento de tarifas. No consideran que Argentina pueda tener una acción
prestigiosa y propia en desarrollo científico técnico. Es otro caso que muestra
ciudadanos argentinos actuando en contra de Argentina y de los argentinos, así
como lo hacen en relación a los Fondos Buitre.
Retraso y costo
Todos estos ex funcionarios que contribuyeron al desmantelamiento
del Plan Nuclear Argentino, cuestionan hoy, cuando Atucha II está en marcha, el
atraso que sufrió la obra y su consecuente puesta en funcionamiento. En cada
una de las gestiones de estos funcionarios se fue atrasando la obra hasta
llegar a la paralización total del Proyecto y a anularse el proyecto de
construir 3 Centrales Nucleares más.
El costo hubiera sido mucho menor si la hubieran
terminado en 1987 como estuvo pautado. Es responsabilidad de estos ex
secretarios, que hoy critican, el haber tenido que gastar 3000 millones de
dólares adicionales, cosa que tampoco se realizó en los 90, tal como expresó
Ricardo De Dicco, director de Investigación Científica y Tecnológica del OETEC
(Observatorio de la energía, tecnología e
infraestructura para el desarrollo).
Proyecto Nuclear
También se construyó el Reactor CAREM de diseño
y construcción nacional. Comienza a comercializarse lo que representa una
posibilidad concreta de poder transportar energía a lugares remotos de forma
permanente y continua.
El país no puede detenerse. Aunque la oposición
aliente campañas contra la energía nuclear, el Proyecto Nuclear debe seguir. La
construcción de nuevas Centrales, tanto nucleoeléctricas como hidroeléctricas,
si no se quiere llegar a una crisis derivada de la falta de generación de
energía, debe continuarse. La oposición, incluida la que corre por izquierda,
señala en varias oportunidades la “crisis energética”, y a la vez se opone a
todo lo que hace el Estado Nacional, para resolver la generación de energía de
forma creciente, a medida que progresa la transformación de la industria
nacional.
Capacidad
Hay una enorme capacidad nuclear en la Argentina
actualmente. Aunque hubo una gran propaganda contra el uso de la Energía
Nuclear, el país, con argumentos contundentes, tiene en marcha la construcción
de nuevos reactores nucleares. Con la extensión de vida de la Central de Embalse y la puesta en marcha de Atucha
II se adicionarán 775 MW de energía eléctrica lo que lleva a que Argentina
obtendrá 6 mil millones de KWh de electricidad libre de carbono por año. Si
fuera obtenida usando gas natural la emisión de carbono involucrado sería del
orden de los 3 mil millones de toneladas por año. De utilizarse carbón o
petróleo se emitiría más carbono aún. El Proyecto de Generación Nuclear vigente
en el país tiene como fin poseer una mayor seguridad energética para lo cual
trabaja en incrementar la capacidad nuclear de su parque de generación
eléctrica. Al mismo tiempo se reduce la emisión de Dióxido de Carbono por KWh.
Falsa
ecología
Argentina, es consciente de la necesidad de
generar energía de base, es decir aquella que permite el suministro eléctrico
ante demanda las 24 horas del día. Las energías renovables no pueden generar
suministro eléctrico a pedido puntual, o sea que no forman parte de lo que
constituye la capacidad. Ante una emergencia no se puede llamar a una planta de
energía renovable para pedir que se aumente la potencia y tampoco puede
disminuirla en una situación de baja demanda y ni siquiera puede garantizar el
abastecimiento aún en baja demanda. O sea que estas plantas no tienen capacidad
para asegurar la necesidad continua de electricidad. Sí pueden ser bien
utilizadas como complemento. Los países que por oposición de falsos ecologistas
que propician la protesta pública por cuestiones ambientales abandonaron la
energía nuclear, volvieron a recurrir a las plantas de carbón o gas, que tienen
la capacidad de mantener la energía eléctrica y responder a demandas extra
puntuales, como lo hacen las plantas nucleares, pero que emanan cantidades de CO2 que sí traen problemas en la atmósfera y en la vida de los
habitantes de la tierra.
En Formosa, la campaña antinuclear lleva a oponerse
a la instalación de una planta de Dioxitek, empresa argentina que produce polvo
de UO2 a partir del elemento concentrado de uranio que es
transformado a partir de un proceso químico bajo precisas condiciones de
calidad y seguridad, para usarse en la fabricación de elementos combustibles
que usan los reactores nucleares argentinos. También Dioxitek fabrica fuentes selladas
para uso médico y para uso industrial a partir del Co-60 que es un metal que
emite energía a través de rayos Gamma. En las instalaciones de la Central
Nuclear de Embalse en Córdoba, se produce el Co-60 y es uno de los principales
productores mundiales. El Proyecto Planta Procesadora de Dióxido de Uranio-
NPUO2, es otra propuesta de Dioxitek en respuesta directa a la reactivación del
plan nuclear desde 2006.
Atucha III
El Gobierno Nacional firmó un convenio de
cooperación con China que permitirá obtener plazos largos para la construcción
de una nueva central con tasas bajas para el financiamiento, a cargo del banco
ICBC (Banco Industrial y Comercial de China). China por su parte podrá vender
componentes como el principal generador eléctrico y el generador de vapor y
asesorará en materia nuclear a través
de la empresa estatal CNNC (China National Nuclear Corp).
Nucleoléctrica tendrá a su cargo el diseño y
construcción de esta Central que será tipo Candú. Argentina ya tiene
experiencia en este tipo de Reactor ya que ha construido Embalse que es de este
tipo. Se aprovecha también la gran experiencia que tiene el país después de
construir Atucha II, que es un reactor, como lo son los Candú, que usa uranio
natural y agua pesada.
Recuperación y crecimiento
En la actualidad con la puesta en marcha de la
Central Nuclear Atucha II, la prolongación de vida de Embalse, el proyecto de
erigir una cuarta central, y la construcción del primer reactor nuclear
de potencia 100% nacional, el CAREM-25, exige ampliar la capacidad de la Planta de
Purificación de Uranio. El Proyecto NPUO2 acompaña el
crecimiento y desarrollo de nuestro país aportando valor agregado y
fundamentalmente, contribuyendo a la
calidad de vida con el autoabastecimiento de energía para todos los argentinos,
que es el motivo final a alcanzar con el progreso del Plan Nuclear Argentino,
reactivado desde 2006 y que hoy muestra verdaderos puntos notorios alcanzados.
El desarrollo
industrial y energético está ligado directamente a la inclusión con soberanía
si políticamente así lo piensa el gobierno que lo impulsa. Ante la oposición al
desarrollo por los riesgos que implica, una política es paralizarlo, lo que implica no hacer nada
por mejorar la vida de los habitantes de un lugar, y otra es trabajar
intensamente en la seguridad de cada proceso tecnológico, como se hace
conscientemente en el desarrollo nuclear, provisto de sistemas de seguridad
redundantes y sistemas de control permanente. La política actual que tiene como
meta prioritaria la inclusión social con soberanía, elige este camino.
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