Hay más beneficiarios que votos
Mirta Ventura
Agosto 2013
Fondo y forma
Las elecciones son, como todos
sabemos, la herramienta fundamental de la democracia. Las del 11 de agosto próximo pasado en
Argentina, fueron elecciones primarias. Es decir que la ciudadanía tiene la
posibilidad de elegir los candidatos a presentarse como representantes de una
alianza o partido, si es que hay dentro de una misma agrupación más de una
lista. O sea que una elección primaria es una acción aún más profunda del
ejercicio democrático. Este sistema de elecciones primarias, abiertas,
simultaneas y obligatorias fue introducido en nuestro país, por el gobierno
actualmente en ejercicio.
En defensa de este sistema de
gobierno, todos coinciden en que con el voto, el ciudadano juzga a cada postulante
que ya está en ejercicio, o pone sus
esperanzas, cuando vota por alguien nuevo, en que cumpla sus promesas
preelectorales. La participación popular, de este modo, está garantizada.
Para que el funcionamiento
democrático sea efectivo, las propuestas que cada candidato hace, tendrían que
estar fundamentadas y debería estar
aclarado, suficientemente, con qué
medios va a contar para llevarlas a cabo. El ciudadano es,
en consecuencia, quién debe con su voto, aprobar o rechazar al candidato. Luego
que cada representante es elegido democráticamente por mayoría, debería cumplir con lo prometido.
Los integrantes del Poder
Legislativo, que representan a los ciudadanos según la cantidad de votos que
han recibido en las elecciones democráticas legislativas, también deben
responder, a través de la proposición, aceptación o rechazo de leyes, a las ideas por las que fueron votados.
Esto que es una descripción básica
de cómo debería ser,
no es lo que pasa y lejos se está de ello.
30 años de democracia
El ejercicio de la democracia goza
del beneplácito de las grandes mayorías en la sociedad Argentina y en muchos de
los países latinoamericanos o, por lo menos, es lo que así se expresa. Después
de la cruenta violencia de los años 70, haber conseguido llegar a transitar
años de gobiernos que se suceden unos con otros a través del voto popular es un
verdadero logro.
No todas las experiencias
democráticas han sido fructíferas, porque ha sido muy difícil instalar ideas
progresistas democráticamente. El neoliberalismo gobernó representando a los
intereses de las corporaciones, en contra de los derechos populares. Muchas
veces, como hoy sucede, los que prefieren favorecer a los poderes hegemónicos
no lo hacen explícitamente en sus discursos.
Argentina vive 30 años de gobiernos democráticos sin interrupción.
No obstante hubo intentos golpistas, gobiernos que se fueron antes de terminar
su mandato por presiones corporativas y gobiernos que impusieron un
neoliberalismo brutal, comprometiendo severamente la soberanía nacional.
Vaciaron al Estado con privatizaciones y extranjerizaciones. Desde hace 10
años, el rumbo democrático se afianza. Se está en franca recuperación a manos
del Estado de los bienes enajenados y son motivo de lucha diaria del Gobierno y
los ciudadanos la igualdad y distribución de la riqueza.
Candidatos y electores
La mayor parte de los candidatos
opositores no se expresan con franqueza ni en sus posiciones, ni en sus
proyectos, ni en sus actuaciones en el Congreso. Lo que dicen representar no es
lo que realmente es. Esta situación sumada a la gran manipulación que hacen los
medios de comunicación hacen que los electores no muy ideólogizados voten sin
coherencia, sin tener en cuenta la
verdadera significación que tiene votar al candidato elegido. Hasta tal punto
es así que llegan a hacerlo, muchas veces, en oposición a sus conveniencias e
intereses.
En el corto tiempo de campaña que
Massa se puso a la cabeza del Frente Renovador, pasó de decir que había muchas cosas positivas que
hizo el kirchnerismo, las cuales consideraba sostener, a expresar, ante un
grupo de influyentes empresarios, que cambiaría las alianzas internacionales,
que tocaría el tipo de cambio para dar previsibilidad y atraer inversiones, que
dejaría atrás los conflictos con el campo, que parte de las jubilaciones
podrían volver a los bancos, que intervendría en la política inflacionaria, que
volvería a endeudarse, o sea que se cambiaría radicalmente el camino emprendido en 2003. Hay quienes lo votaron por algo
y otros por lo contrario.
Gran parte de esta deformación
sería atemperada si la Ley de Medios estuviera en plena vigencia permitiendo
que se divulguen con mayor paridad los distintos relatos. Esta ley no está en
funcionamiento por la combinación destructiva entre los medios hegemónicos,
negándose a aceptar una ley aprobada por el Congreso de la Nación, ratificada
por el Poder Ejecutivo, y por la actuación de la Justicia,
que se encarga de frenarla con distintos mecanismos. Pero esto no se lo dicen
esos candidatos a los que han votado.
Lo que se está buscando, y en
Massa parece haberse encontrado, es un candidato sonriente que hable con todos
los electores desprevenidos pero que, sin explicitarlo, tenga una sujeción
fuerte con los poderes económicos reales, con los que el actual gobierno se va
enfrentando en sus distintas facetas.
Desde el otro arco opositor, el
que corre por izquierda, van a decir que es lo mismo si se retorna al
neoliberalismo, ya que si el gobierno de Cristina firma convenios con Chevron,
no hay diferencias, ocultando que lo que los
poderosos quieren conseguir utilizando a sus elegidos, son cuantiosas
ganancias sin controles ni condiciones que cumplir, sin importarles el daño
ambiental, ni el desarrollo autónomo, ni la reinversión, ni la sustitución de
importaciones. No aclararán que no es lo mismo una inversión directa asumiendo
riesgos, que endeudarse. Tampoco aclaran cómo
sustentarían cualquier proyecto de autoabastecimiento de combustible. Solamente
dirán, hacen convenios con
multinacionales. Y los diarios y la
tele dirán lo mismo.
Los verdaderos motivos de tanta crítica y acusaciones
Se acusa a este gobierno de no ser
suficientemente republicano aunque las leyes se discutan, aprueben o rechacen
en el Congreso. Pero para esa oposición, vocera de los grandes poderes
capitalistas, no se está en una verdadera república porque así,
democráticamente, se han dictado leyes en dirección a la ampliación de
derechos, a la recuperación de la soberanía y al desarrollo autónomo, que no es
lo que desean.
Etcheverre, presidente de la
Sociedad Rural, criticó duramente al gobierno diciendo, entre otras cosas “dilapidó
en corrupción las divisas que produjo el campo”, y fue apoyado por el
secretario general de la Unión de Trabajadores Rurales, Momo Venegas. Lo dicen,
aunque los datos reales indican otra cosa. El aumento del gasto público en el
período 2003-2013, fue de 210 mil millones de dólares, y las retenciones al
campo fueron de 55 mil millones de dólares, escasamente un 26% de la totalidad.
Cerca de 135 mil millones de dólares (64%) fueron usados en gasto social. Lo
que no sinceró, este increíble dúo, es que no están dispuestos a poner en
blanco a los peones rurales que en su mayoría no están formalizados. El
desempeño de los legisladores afines, no oculta sus verdaderos propósitos.
Carrió, De Narváez, Michetti y Solanas, estuvieron ausentes cuando se votó en
el Congreso la Ley del Peón Rural.
Muchos dirigentes políticos de la oposición aportaron a este acto en La
Rural, con sus presencias, sus sonrisas, sus trajes y sus consentimientos.
Hay más beneficiarios que votos
Es este el momento en el que
vivimos. La desestabilización no es a través de guerras o golpes de estado. El
liberalismo intenta volver y puede usar a cómplices conscientes o a “buenos
muchachos” que en nombre de las buenas costumbres, no van a abstenerse de
mentir para disfrazar sus oscuras intenciones y habrá ciudadanos persuadidos a
ser opositores , aunque muchos queden afuera nuevamente de la vida posible.
Se quiere obligar al gobierno a
abandonar su rumbo y a tomar los códigos del
liberalismo, si quiere recuperar los votos perdidos, como si fuera novedoso
tener que afrontar aprietos. No se admite que contrariamente a lo que quieren
empujarlo, lo que llaman errores que debiera reconocer el gobierno, son
precisamente las medidas más valientes no esperadas por los que se resisten a
perder privilegios. Contabilizando resultados electorales, a la luz de lo que
realmente sucede, debemos decir que hay más beneficiarios que votos
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