Mirta Ventura
Julio 2013
Confusión deliberada
La confusa oposición que manifiesta el frente renovador de
Massa se inscribe dentro de cierta línea que pretende diferenciarse de los
opositores porque sí, aduciendo en cambio motivos precisos. Entre éstos, el
avance sobre la justicia (cuando el gobierno pretende democratizar su
conformación y transparentar su funcionamiento) o el autoritarismo (del que
nunca pudieron explicar en qué consiste).
El candidato, así como la porción del electorado que
él cautiva, por algún sentido de pavor, es de suponer, no se manifiestan de derecha planamente. Mientras Massa se
presentó un poco kirchnerista, y propone rescatar algo de lo hecho por el
kirchnerismo, simultáneamente, Macri revela que tiene un acuerdo con Massa en
la provincia de Buenos Aires y tiene gente propia en la lista de diputados que
encabeza Massa. Es el elegido por los grandes poderes de la derecha, la que reclama tener un
representante presentable y en Massa lo encuentra. El lugar que ocupa en las
tapas de diarios y en las pantallas de televisión, así lo corrobora. Por algún
motivo él no lo blanquea y recurre a ese raro comportamiento que se está dando
últimamente en la política argentina,
que es presentarse comprensivo, amplio, amigable y nada proteico. Están deseosos
de poder decirle, cuanto antes, “el Capriles” argentino.
Error conceptual
Se critica en las filas del kirchnerismo la unidad de
discurso, festejando en contraposición la diversidad y amplitud en varias de las
listas opositoras. Cometen un error conceptual muy perjudicial al denotar como
virtud esa variedad. Cuando se habla de democracia plural, no debiera
entenderse como pluralidad de intereses, que
es lo muestran las forzadas uniones construidas para la contienda electoral. La
diversidad que se espera es en los distintos criterios para conseguir los
intereses comunes que deben perseguir todos los integrantes de un mismo
espacio. Lo que se considera un objetivo deseado por el que se lucha y se
gestiona debe ser coincidente por todos y cada uno de los que confluyen en una
misma lista electoral.
La Justicia y la Constitución
Los avances de la sociedad
La Constitución admite, como todo texto,
alguna flexibilidad interpretativa. La Suprema Corte de Justicia de la Nación,
lleva esa flexibilidad hasta el punto de ruptura a favor de los poderes corporativos
y en desmedro de las modificaciones progresistas generadas por los otros dos
poderes, cuyos miembros fueron sujetos a renovación popular por el voto de la
ciudadanía. Los ciudadanos examinan a través de su voto, periódicamente, los
puestos políticos y por eso el papel representativo que cumplen los Poderes
Legislativo y Ejecutivo. Asociado a este escrutinio, éstos van evolucionando
como va evolucionando la sociedad. El Poder Judicial que suele encontrar a sus
miembros en el mismo estadío social, repite su carácter conservador y termina
atrasando respecto del avance social que va tiñendo los poderes políticos. Se
debe alterar la lógica que hace que los intereses de los ricos estén siempre
protegidos y los de los sectores populares no.
Los que desde la política se juran no poner en
consideración reforma alguna de la Constitución Nacional, no hacen honor ni a
la política ni a los avances lógicos de la sociedad toda. La Constitución en
muchos de los estamentos referidos a los derechos sociales, se queda muy atrás
de los avances alcanzados. El temor a que la reforma de la Constitución
implique obtener la re-re elección para Cristina Fernández de Kirchner, habla
de la necesidad que tienen los opositores de crear conflictos contra el
gobierno nacional por muchos motivos. No ha expresado la presidente que quiera
continuar en su rol de primera mandataria de la república más allá de 2015,
discutir reformas para la constitución liberal no implica, necesariamente, discutir la re-re elección, de discutirlo
está la posibilidad de que democráticamente, se apruebe una de las
posibilidades o la otra, y de triunfar la variante de la re-re elección y
Cristina quiera postularse, el pueblo diría, democráticamente, si la elige o
no.
Institucionalidad
Muchos reclaman al gobierno por la falta de
“institucionalidad”. Así califican a las discrepancias del ejecutivo con las
interpretaciones que hace la justicia acerca de la constitución. El inmenso
poder de formación de opinión de la concentración de medios instala, como obvio
lo que es discutible y como discutible lo que es falso. Las garantías del patrimonio individual que
la carta magna establece harán colisión, en algún punto intermedio, con los
derechos sociales que el mismo texto consagra en otro capítulo. Interpretan
como violaciones a la institucionalidad la discusión pública de las
convicciones que realizan los miembros del ejecutivo en oposición al criterio a
favor del dinero que adopta el sistema judicial. Es institucional que la Corte de Justicia custodie el ejercicio de todos
los derechos que tiene el ciudadano porque esa es su función. Calidad
institucional es incorporar a la constitución el inmenso avance de igualdad de
derechos que se ha producido en los últimos años en nuestra Nación.
Los Medios que siempre aceptaron los golpes militares y
apoyaron los gobiernos de facto, fuerzan no solamente los hechos actuales, sino
hasta la
narración de la historia de modo tan grosero que se han animado a comparar al
gobierno actual con el nazi fascismo. Otra vez los reclamantes de las
instituciones siempre han defendido a los que destruyeron realmente las
instituciones republicanas, y estuvieron contra la democracia y las libertades.
Llaman tiranía a los gobiernos populares y en particular al actual que trabaja
en la recuperación de derechos interrumpidos por los gobiernos militares y
neoliberales, y que ha ampliado, en forma significativa, los derechos sociales
y humanos. Se critican estas acciones desde los medios gráficos y audiovisuales
con periodistas estrella que tratan de sembrar la idea de que estamos en el
peor de los mundos. Solamente
los sectores comprometidos abiertamente con el gobierno refutan estas
diatribas. Desde ningún sector de la oposición se opina sobre estas calumnias. La
izquierda y el progresismo en general, los defensores de la verdad y la
democracia, ¿nada tienen que decir?
Argentina presente
La actitud tomada por Cristina ante el hecho grave
sufrido por Evo Morales, presidente de Bolivia, cuando el avión presidencial en
que viajaba por cielos europeos, no fue autorizado a descender, deja a la luz
el papel de jefa de Estado hacia el interior del país y de Argentina en el
concierto internacional. Ante un hecho concreto, una acción fuerte, definida y
protagónica en la reunión de apoyo a Evo en Cochabamba. Por el contrario desde
el campo opositor, todo fue duda y discursos que no dejaran entrever ningún
elogio a la posición argentina.
Organizaciones populares
Los desafíos que habrá que seguir afrontando no pueden
ser abarcados por el gobierno en soledad. En esta década se adelantó
significativamente en la distribución de la riqueza y los incluidos lo sienten
y apoyan. Eso debe seguir avanzando, pero ahora la matriz es otra, hay que ir
por más, van a surgir nuevos reclamos. No se ven, por ahora, grupos,
asociaciones, partidos no incluidos en los que apoyan al gobierno nacional, que
se propongan defender mucho de lo hecho y pelear para seguir conquistando más
derechos. Lo peor es que muchos opositores no sólo no quieren avanzar sino que
están propuestos a desandar. No se oponen a las corporaciones, por el
contrario, son aliados a ellas. Desde el kirchnerismo, entonces, se debe seguir
luchando por más conquistas, por más enfrentamiento con esos poderes
corporativos. Lo que tanto costó conseguir puede destruirse rápidamente. Lo que
sí se ve como nuevo y es posible considerar que aportan positivamente a estas
propuestas, es la intervención popular de organizaciones con gran capacidad de
movilización. El gobierno reconoce esa experiencia popular que tiene el valor
de la acción directa y que entre sus miles de integrantes, incluye partícipes
del campo de la cultura, de las
ciencias, de las artes, de profesionales destacados en distintas áreas que van
accediendo a puestos significativos en el gobierno. Son organizaciones
participativas de nuevas características que van mostrando su importancia.
La Patria es el otro
Este proyecto pretende incluir a todos o por lo menos a
la gran mayoría. Que el argentino quiera a la Argentina y no trabaje en su
contra, ni se alegre con los fracasos. “La Patria es el otro”, es la consigna
que se ha escuchado en las últimas exposiciones, parece reflejar el propósito
de este proyecto, incluir a todos.